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Atardecer en Morro Jable, Fuerteventura |
La prueba de abastecimiento en frío, en la cofradía de los Dos Barrancos, con alguna variante a trenor del pescado fresco, aparte de ligera, fue exquisita. Luego, la tertulia de sobremesa en Los Delfines, se dilató más allá de lo previsto, por culpa de los calificados BB+, e hizo que llegáramos un poco tarde al muelle donde esperaba la Tomasa. Allí estaba, amarrada al noray de la abstinencia con el motor apagado tal como requería Maestro Luis, el sommelier. Una vez todos a bordo y el V penta de la Tomasa comenzó a vibrar, nos colocamos los chalecos salvavidas, soltamos amarras y un meneito rítmico-pausado nos acompañó durante todo el paseo por la costa cercana. El sol caía sobre el horizonte, nuestras caras encendidas mostraban serenidad. Viramos toda a estribor y sin mareos ni contratiempos, retornamos al puerto de lo cotidiano. Cuando quieran repetimos.