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Atardecer, en Cabo Llanos. S/C de Tenerife |
En las últimas dos décadas, el ensanche de la capital tinerfeña se ha producido hacia el suroeste en la zona denominada Cabo Llanos, donde antaño se encontraba la Caseta de Madera, un afamado restaurante típico en cuanto a comidas de pescado fresco se refiere y atípico por su desafortunado enclave en una zona degradada, periférica de la ciudad. Allí se encontraba una montaña artificial generada por el vertedero de basura llamado El Lazareto, la perrera municipal, las ruinas históricas del Castillo Negro y la Casa de la Pólvora rodeadas de chatarra e instalaciones obsoletas de la refinería Cepsa. Gracias a una de las propuestas estrella del PGOU-92, la zona ha cambiado por completo su fisonomía urbana. Junto al mar, en el lugar de la chatarra y perrera, se construyó el Parque Marítimo Cesar Manrique; se ha rehabilitado el patrimonio histórico entorno una gran plaza; levantado el controvertido Auditorio de Tenerife y está pendiente de inauguración, un gran parque de palmeras ( Palmetum ) en la montaña del Lazareto. La vía penetración sur, los separa del Recinto Ferial Insular y de la urbanización Cabo Llanos, donde se concentran grandes centros comerciales, dotaciones públicas y altos edificios residenciales en antiguos terrenos de la refinería.