Amanece en la playa de Valleseco. Santa Cruz de Tenerife |
Una sombra ronda mi incierto devenir. Para alejarla, qué mejor que acercarme a la orilla del mar cercano, ese que algún día atravesaré en solitario y, cual mascarón de proa de mi deseo, virar al crepúsculo para que la brisa disipe mis miedos y así, la nueva luz me permita seguir soñando, al menos, otro bisiesto.