Garceta blanca y gaviota, El Pris, Tacoronte |
La feliz pareja ha venido a pasar estas fiestas entre nosotros, buscando un clima y aguas cálidas, donde meter el pico y remojar sus dorados dedos. Se han establecido en un nido de amor, prestado, a media altura del acantilado de la Garañona, con vistas al Teide y al mar. A marea baja se les ve, a veces, mariscando en la costa, hasta que levantan vuelo y, con técnicas distintas, juguetean con el Alisio acariciandose sobre las olas.
Los paparazzis les siguen las alas, después que en la escollera exterior del puerto de Horta (Faial), perpetuaran su amor marinero, con un grafitti de corazones rojos atravezados por una pluma blanca.