Cenizas de Volcán

Agricultura de secano en cenizas volcánicas, lapilli (rofe o picón). La Geria. Lanzarote
Para miles de europeos las cenizas de un volcán, ultimamente, les ha ocasionado mucho más que un mal sueño; sin embargo para unos abnegados agricultores de Lanzarote constituyen un regalo heredado de la naturaleza. La ceniza o lapilli, dedominada en la isla como rofe o picón de color negro, se extienden en forma enarenados cubriendo las tierras de labor cuya función nocturna es de absorber la humedad ambiente y el rocío mañanero, y por el día servir de aislante térmico, evitando así la evaporación. En esta tierra, adversa muchas veces, tanto por su aridez como por el alisio, régimen constante de vientos de NE, obligan a desarrollar una agricultura imaginativa horadando el suelo de ceniza, a modo de conos para acercarse a la tierra fértil, en cuyo centro la vid o la higuera, crecen protegidas por las cavidades y zocos ( muros semicirculares, de piedra volcánica) confiriendo al paisaje una impronta singular llena de belleza. La Geria gesta una producción vinícola digna, con DO Lanzarote, donde el malvasía blanco seco, para mi gusto, es apoteósico.

Zocos protectores del viento. Monumento al Campesino C.M, Mozaga, Lanzarote
Todo este elaborado panorama, tuvo su origen en una erupción volcánica ocurrida entre 1730-36; el volcán Timanfaya fue el causante del gran cataclismo que cubrió con lavas y cenizas una tercera parte de la isla, ocultando las tierras fértiles y arruinando las vidas a aquellos campesinos de antaño, para hoy, hacer más artesanal y turística la labor de sus herederos. Eso si, no hubo que cerrar ningún aeropuerto, en aquel entonces.